A esto no se le llamó ejecución, se le llamó, retiro...

''A principios del siglo XXI la Tyrell Corporation diseñó un nuevo tipo de robot llamado, Nexus, un ser virtualmente similiar al hombre, conocido como Replicante. Los replicantes Nexus 6 eran superiores en fuerza y agilidad, y al menos iguales en inteligencia, a los ingenieros de genética que los crearon. En el espacio exterior los replicantes fueron usados como trabajadores esclavos en la arriesgada labor de exploración y colonización de otros planetas. Después de la sangrienta revelión de un grupo de combate de Nexus 6 en una colonia sideral los replicantes fueron declarados proscritos en la Tierra, bajo pena de muerte. Brigadas de policias especiales con el nombre de unidades de Blade Runners tenían ordenes de tirar a matar al ver a cualquier replicante invasor.

A esto no se le llamó ejecución, se le llamó, retiro...''

Así es como Riddle Scott nos presenta la película, Blade Runner (1982) con un breve monólogo de una voz en off que junto con las siguientes escenas, nos muestran la actual e hipotética situación de la humanidad del año 2019, una humanidad que ha destruido la naturaleza y el entorno, y su propia cultura y ética.

Toda la trama ''principal'' gira en torno a la lucha entre los Replicantes Nexus 6 que se conoce que se encuentran en la tierra, y el Blade Runner Rick Deckard (interpretado por Harrison Ford). Es una película que junta a la perfección dos géneros, el cine negro y la ciencia ficción. Se pueden apreciar perfectamente las características de estos dos géneros. Del cine negro observamos el tono dramático y reflexivo, el estilismo que dan las siluetas y las luces tan oscuras que se le suelen atribuir a barrios bajos... Y de la ciencia ficción captamos los elementos futuristas e hipotéticos en los escenarios, objetos, atuendos...

Pese a tener una trama clara y concisa, oculta un gran valor filosófico que puede pasar desapercibido para gran parte de los espectadores pero, que en realidad, se cuenta solo gracias al impecable trabajo que se realiza en la ambientación, los escenarios, la música... 

Algunos elementos como el uso desproporcionado del humo y la niebla, o la continua oscuridad y lluvia en la ciudad de Los Ángeles, hacen que seamos conscientes de los problemas del cambio climático y que estos son probablemente los que han empujado a la humanidad a colonizar y explorar otros planetas con la ayuda de los Replicantes. También durante la película podemos observar el choque cultural que se ha producido y como la presencia de una abundante población asiática en Los Ángeles ha creado una nueva y compleja sociedad, una sociedad que podría haber mezclado o incluso borrado la religión de la vida de la mayoría de la gente. La religión es una de las múltiples anclas que hoy en día frenan el avance de la genética. Tal vez con la ausencia o la modificación de la religión, y la falta de ética de la humanidad, se llegaron a crear a estos Replicantes, que hoy en día siguen siendo impensables moralmente hablando.

Todos estos elementos no se cuentan de forma directa durante el transcurso de la película, pero si que hace mella en el espectador incluso cuando este no es consciente de que los está apreciando. Cada espectador, independientemente de que haya atendido a estos pequeños momentos o no, termina la película con una misma sensación, una sensación de critica y reflexión al rumbo que esta tomando la humanidad.

Al igual que la trama, las sensaciones que se producen en el espectador al final de la película se pueden dividir en una más general, la de la crítica a la sociedad, y otras en las que se haya podido fijar cada espectador, como la contraposición del bien y del mal que solo se diferencian desde el punto de vista de quien lo aprecie (el Blade Runner que hace su trabajo o el Replicante que busca la libertad y una vida propia). También influye en estas sensaciones el hecho de si es la primera vez que el expectador ve la película o si ya la ha visto antes, o si la esta viendo en su salida en los años 80, o si la ve en la actualidad.

Blade Runner es, en definitiva, una película innovadora, que pese a tener ciertos y pequeños toques de los años 80 (como algunos elementos en la música o en el vestuario) ha sabido envejecer incluso si la ves en el año en el que se desarrolla la película y que aun así continua dando la misma sensación de crítica y de que es posible que llegara a pasar en un futuro no muy lejano.

En mi opinión más personal es correcto considerar a esta película como cine de culto pues pocas han conseguido envejecer tan bien y seguir desprendiendo la misma esencia y pocas han logrado juntar de forma tan poética la narración y el apartado visual con una intención tan moralizadora.

No es un filme perfecto, ni mucho menos, pues algunas partes, como escenas repetidas (el mismo cartel en el mismo plano del coche volador) o otras en las que es claro el uso de la publicidad (Cocacola) hacen que se pueda llegar a sacar al espectador de la sumersión que crea la narración y el escenario de Blade Runner. También debemos considerar que es una cinta con muchísimos elementos a destacar y es misión casi imposible apreciar todos estos en la primera visualización lo que puede llegar a dejar confuso al espectador.

Con todo, para mí, una de las películas que mejor consigue contar una historia y la intención del director, pero que no es, ni de lejos, una película que puedan disfrutar todos los públicos.

9/10.

Aquí os dejo mi escena favorita de toda la película, y que refleja muy bien las ''deshumanización de la sociedad, dejando pasar completamente un asesinato en mitad de la calle y sin darle importancia, parándose a mirar para luego seguir con su vida como si nada.